¿ROMANTICISMO? ¿PERO ACASO EXISTE O ES UN INVENTO PARA LAS MUJERES?
Con "Romanticismo" no me voy a referir ni a un movimiento cultural ni a una época, por falta de conocimientos, sino a la aplicación vulgar del término.

Todos los hijos de viudos suelen necesitar madrastras; las viudas jamás requieren el salvavidas de un segundo matrimonio, por lo tanto nunca la mujer puede ser la víctima en el juego amoroso... La cama es proyectada y consumada como hecho erótico solo por ellas, sin olvidar que fué la mujer la que inauguró la venta de su cuerpo en lo que se conoce como la profesión más antigua; y lo que vulgarmente y ante la justicia se conoce como acoso sexual, simplemente son inocentadas lúdicas (por si acaso) del hombre rústico y primario.
Simone de Beauvoir caracterizó bien a las mujeres;
habló allá por el 49 del segundo sexo y del hombre objeto. Ellas se han puesto
al mismo nivel que el hombre: van a ver a tíos en pelotas sin siquiera saber
deslizar una palabra agradable, en una suerte de fascismo estrogénico o
fundamentalismo de bragas.
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(Juana de Arco en la hoguera) |
De ahí la
indignidad del hombre. Eso lo descubre tarde, porque es un imbécil. Y un
imbécil tampoco puede ser romántico, aparte que el romanticismo no tiene nada
que ver con el amor. Románticos eran el Quijote, Jesucristo o Juana de Arco,
por ejemplo, tres locos que murieron de amor por una causa… Y aunque dicen que
el amor entre dos es locura, sólo es un tira y afloja de cuerpos, o la mentira
de un bolero.
Las mujeres
histerómanas tienen el descaro y la poca delicadeza de arrojar sobre los
hombres prendas íntimas (no sé si usadas o no) degradándolos como supuestos
fetichistas, ávidos de fantasías eróticas. Podrían arrojarles flores o agitar
pañuelos perfumados (el fetichismo asocia la prenda u objeto inanimado (braga o sujetador) con situaciones emocionales relacionadas con el apetito sexual).
Sería largo el rosario de testimonios...
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(Fans de Jesulin arrojando ropa inerior) |
¡Claro! Al artista le conviene esa exaltación mística;
les aúpa en su condición de ídolos, ganando en cotización (incremento de
publicidad) e inflando su veleidad (que vanidad sólo la padecen los genios).
Así fue con Elvis, los Beatles, jugadores de fútbol, llegando ese
fenómeno al pico máximo de idiotización multitudinaria con el torero Jesulín de
Ubrique (que más bien debería llamarse Jesulín de Upite, por
su constante alarde de follador, al
igual que Julio Iglesias).
Y nadie les ha prohibido pensar o jugar al
ajedrez... ¿Vos conoces a alguna campeona de este deporte? aunque algunas han
sido galardonadas con el Premio Nobel como Gabriela Mistral o Madame Curie (una
porque su amante le componía los versos; la otra porque limpiaba el laboratorio
del marido) ¿Dónde es plaga la anorexia? Entre mujeres, claro. ¡Sólo una hembra
puede llevar a cabo un chantaje anunciado en un vestido con gotas de semen (del
Clinton)! Y de siete personas estreñidas, cinco son mujeres. Poseen una
especial atracción hacia los seductores criminales, no les importa nada, son
irracionales de alto riesgo. Prueba evidente de lo que les digo es que en
algunas cárceles estadounidenses psicópatas, autores de espeluznantes crímenes
en série, reciben al año 500 cártas de mujeres.
Como
ven, no estoy en "contra" de la mujer. Cualquier imbécil tiene que
darse cuenta que el hombre siempre menospreció y pisoteó a la mujer, que recién
ahora está ganando su espacio social y económico, a fuerza de sacrificios y
estoicismo, más la lógica astucia, mucho más retorcida y compleja en la mujer
para poder sobrevivir en un mundo creado por y para el hombre, con la tremenda
injusticia histórica que eso comporta. Astucia que utiliza como un instrumento
de protección o un mecanismo de defensa. Prueba para reafirmarme
de que las mujeres esconden cosas y el hombre va de frente la dan las
características de los órganos sexuales secundarios (las “partes”): el hombre tiene
el miembro viril colgando y
expuesto; la mujer posee el miembro
femenil escondido (el cloritis, que diría el gordo Washington). De ahí que
cada mujer puede ser una caja de sorpresa. Pierde la virginidad cuando quiere;
el hombre, cuando puede. Por la misma razón, en el fútbol, el jugador que
expone la pelota, la pierde, y el que la esconde, puede romper cualquier
defensa.
Socialmente las
mujeres siempre han estado a la defensiva. ¿Cuál es su carta favorita? El sexo,
la conquista y la seducción. En eso es estúpido el hombre que se dice
"conquistador": son las mujeres las que te abren todas las puertas, y
te cierran con doble llave cuando se les antoja (y para siempre). Y me atrevo a
pensar que es falso el tópico ése de que existen hombres "mujeriegos".
Lo que sí hay son mujeres "macheriegas"; ellas abordan, invaden,
doblegan, señalan territorios y tipos de sentimiento cómo y cuándo quieren. Si
una mina no te llama, es porque está permanentemente pensando en uno. Al
hombre, como al toro de lidia, lo ves venir, sabes a qué viene. Debe uno
prepararse en tiempo y distancia para la "corrida". En cambio, la
mujer no se sabe cuándo te puede meter los "cuernos", por más que la
adornes a golpes de chequera y le reces a la Virgen de la Macarena. Nadie se
liga a una mujer, ellas preparan el terreno para que uno las ligue. Somos monos con ropajes diferentes: los hombres, bárbaros y cavernícolas; las
hembras: histéricas y sibilinas, por eso les desconfío, normalmente no me
gustan, salvo para cogerlas de vez en cuando. Como desconfío también de cosas
de las que no tendría que desconfiar, por ejemplo nunca usé tarjeta para pagar
y jamas saqué dinero de un cajero automático,
yo si no le veo la cara al que me da dinero le desconfío.
Pero cada uno en lo
suyo. El que canta en el gallinero es el macho y la gallina pone los huevos de
la misma manera que no las acepto como jugadoras de fútbol (por razones
médicas), tampoco imagino a un hombre embarazado, vomitando y tejiendo como
Penélope. Esto viene del fondo de la historia. Shopenhauer dijo que la mujer es
un hermoso animal de cabellos largos e ideas cortas, lo que equivale a decir
que la mujer es una cosa que llega hasta los hombros. Otro americano, Sandy
Sadler, también filósofo, opinó que cuando la mujer quiso parecerse al hombre
terminó siendo su secretaria. Para Valle Inclán, la bondad de las féminas aún
es más efímera que su belleza.
Pero ¡ojo! En la cama la mujer puede ser sujeto activo
(cuando siente de verdad) y pasivo también: puede fingir que
"siente" el ¡ay! del goce entregada a un orgasmo de antología,
mirando el techo y pensando en si mañana usará el vestido nuevo. Mientras la
cabalgan duramente, en un “brioso con
tutti”, en medio de un Himno de la Alegría, ella exagera la contorsión y
acelera la carrera, como desbocada; así acabará más rápido el suplicio, ya que
él se excitará más, creyendo que a su mujer una emoción ciega de
indescriptible pasión la ha mordido por dentro. Y hasta la más frígida puede
fingir que está atornillando la hierba de
placer. Luego del espasmo, ya el techo tiene color de paz, de reposo, y
se pueden cerrar los ojos sin treta, simplemente para dormir. Al hombre, le
delata la impotencia: no se pueden falsificar erecciones. El interiorismo de
una mujer es comparable a un bar de gasolinera: está abierto las 24 horas. Es
el despotismo de la coñocracia en faenas
interpretativamente gozadas con infinitas gamas de interjecciones
entrecortadas: “Así, así, así, papito”, “Esperá un ratito, que acabamos
juntos”, “Tomá, tomá, tomátelo todo, mi amor”… Esto en medio de contracciones
con temblequeo de los deditos de los pies. El clásico “polvo hablado” que le
llaman, que es penoso en el recuerdo. Contradictoriamente, es en el este polvo
cuando más se tendría que hablar en el sentido racional del diálogo; pero hete
aquí que luego del goteo correspondiente se inicia la carrera hacia el mutismo
absoluto: no se habla, sólo fuman y se visten.
La mayoría de los argentinos saben que Santiago del Estero es la tierra de las pocas
lluvias, de los muchos bombos y las muchas eses. Un día, estando encamado con
una santiagueña, en vez del “¡Ay!” de costumbre, me largó en el momento
culminante una andanada de “¡Ays, ays, ays, ays, ays, ays…!". Y otro día me tocó
una mina muy peronista; ¿y qué le siento exclamar en el momento ese del
cosquilleo indescriptible que parece un asalto de hormigas en los puntos más
sensibles?: “¡Viva Perón! ¡Ay! ¡Viva Perón! ¡Divino, divino, qué feliz que me
haces! ¡Viva Perón!”. A la mañana siguiente le pregunté si se había acostado
con Perón o conmigo. Se excusó diciéndome que era una apasionada partidaria del
justicialismo. Fue el primer caso de orgasmo ficción llevado a la ideología.
Siempre lo pensé y
ahora sale en las estadísticas: el noventa por ciento de las minas fingen los
orgasmos. Por eso me apena la situación de los casados, ¡pobres tipos!, si
supieran. Cual es la solución: culiarlas de
vez en cuando, para evitarles la simulación. Y si les llega a dar el gustito,
también de vez en cuando, porque se pueden malacostumbrar e incluso pervertir.
Y si un día no se te para por el estrés o por bajas de defensa ya está cebada
con la pija y te
exigirá cada vez más. Lo mismo va para las amantes, no hay que culiarlas muy
seguido; que no conozca el disco duro de tus sentimientos, pues se meten en el
y se acabó tu matrimonio.
La mujer tiene mucho en similitud con los gatos: como
éstos, saben cuándo tienen el momento justo para mear, llorar, o vengarse de alguien, hasta parecerse
a la gata Flora (si se la ponen grita, si se la sacan llora). Que bien asesoró
su madre a la Pantoja: “Hija, todo lo
que no puedas mear, lo has de llorar”.
Según una experta gatóloga, Ágatha de Félix, es costumbre de las mujeres
como de los gatos no venir cuando se les llama y venir cuando no se les llama.
Sólo tienen un sinceramiento del llanto al nacer o morir un hijo, aunque pueden
estar en trance lacrimoso veraz por la fuerza desmesurada de una evacuación
estreñida. Y tienen más lamento que un cante jondo.
Hay quien llora al pedo, como el Fito Paez, que en una revista señaló:
“el otro día estábamos con Cecilia en Nueva York y, en el Metropolitan, de
golpe nos encontramos con un pequeño retrato hecho por Vang Gogh. Nos quedamos
paralizados y empezamos a llorar los dos”. ¿Se imaginan un negro
rosarino quererle vender un buzón a uno cordobés como yo, que aprendió a llorar
con los tangos?. Porque que yo sepa, con el rock no aprenden a llorar, a no ser
que esten con el síndrome de abstinencia de la cocaína, que lloran, se
retuercen, se mean, se convulsionan, se desmayan y se cagan a la vez.
Según Jacinto Benavente, la mujer “Es un animal de
lujo en las clases altas, de cría en la clase media, y de carga en la clase
baja”. Sin remilgos literarios, la verdad
es que... la mujer es el único animal que mea sangre. ¡Cuidado con ella!.
Reconozco que tienen derecho a revanchas las mujeres,
pues son muchos los años de prepotencia y subestimación por parte de los
hombres. Hasta tal punto que algunas, cuando abandonan al amante, piensan en el
"sacrificio" que hacen por el marido. Pero visto el asunto con
benevolencia, y digan lo que digan los veterinarios, el mejor animal de
compañía sigue siendo el marido. Teatro, casamientos, etc. Salvo el caso de las
esposas de los presidentes de países, en donde se invierte la cosa, y ellas
pasan a serlo ejerciendo de cónyuges de lujo; pero sin trascendencia ninguna, salvo
para las fotos (en Argentina, se les llama Primera Dama).
Se dan
excepciones, como el marido de la Thatcher, que era un animal de compañía
notorio, pues su mujer, la "Dama de Hierro", tenía bajo la casta
braga de anciana dos huevos camuflados, para sacarlos cuando convenga; sobre todo,
cuando les quieran tocar las anexiones territoriales logradas por el pirataje
en casi todos los mares del mundo, que eran los "mares de su
majestad". Otra excepción: Eva Perón, que fue una de las más extraordinarias
mujeres de la historia de la humanidad. Ella, siendo bastarda con escasa
instrucción, logró todo, con belleza, astucia, amor, sacrificio y talento.
Hay que comprender
a la mujer. Pero no ser pusilánime. Como la mayoría de los separados, que les
lloran y les ruegan invocando “el futuro del los hijos”, “porqué no nos
perdonamos”, “cambiaré ya verás...”. A hombres así, la mujer los repudia
rabiosamente y tienen razón. Solo un
pusilánime es capaz de seguir queriendo a su ex, quien lo ve sólo para exigirle
la mísera cuota de compensación económica, luego de haberle abandonado.
Es tanto el agobio de muchas casadas que una
vez finalizadas las tareas de todos los días que por las tardecitas es toda una
fiesta ir a buscar a los hijos (que ahora los buscan aunque tengan quince años)
y "darse una vuelta", para luego saborear un café en alguna galería
comercial con amigas. Eso las rejuvenece, pues a los pendejos les
encantan las casadas medio entraditas en años (esa edad en que son maduritas
como un durazno lleno de miel a punto de romper la piel y caerse de la rama), y
les sacan radiografías con mironeos
lascivos. A ellas les encanta, y tienen que aprovechar esa joven madurez de
melocotón antes de podrirse, pues el tiempo se lleva la mejor pintura. Según un
poeta nubio “El leopardo muere con sus colores”. El elefante vive más años tal
vez porque aprendió a morir con sus propias arrugas. Tampoco les vendría mal
por una noche tener un "pollito" de esos al lado, en lugar del
marido... si nadie se enterara, pero... solo les queda el consuelo del
transcendentalismo mímico, revoleando los globos oculares y revolviéndose el
pelo hacia un lateral, como las animadoras de tv, para mirar “mironeando” por si
la miran y saber si aún despiertan atracción. Y tener decisión, si la mano
viene favorable, que más provechoso que quedarse a vestir santos es desnudar
pendejos.
A parte de esos escrutadores de reciente acné, pueden
encontrarse (cosa frecuente) con una profesora de su colegio que las
realzará aún más en su "juventud": "¡Qué alegría de verrrrrrte!
¡Qué divina estás! ¿Esto son tus chicos? ¡Ay, qué mamá joven que tienen!".
Y aquí viene la socarronería emocional del odio soterrado y pintoresco que se vierte
con alegría rimbombante: "¡Los años no pasan para vos!". En realidad
piensan: "No, ¡qué va! ¡Se te echaron todos encima!". Pero son
mentiras piadosas que ayudan a optimizar la vida, lo dicen de buenas, y obran
como soplo fresco de un ayer, aunque lisonjero y adulón, que hace también a la
buena educación. Y la que es objeto de las mentiras clama por ellas, las está
esperando: para eso se pasó toda una mañana entre mascarillas y rayos U.V.A. O
luego comentar con las amigas, así como al pasar: "Mirá, ahí viene la
Tota. Pobre, la veo muy desmejorada. ¡Era de linda! Pero hizo bien. Es una
chica liberada... Vivió su vida, sin rendirle cuentas a nadie. Tuvo las
aventuras que se le antojaron con muchos hombres (esto quiere decir que ha culiado con muchos hombres).
Pero, fíjate ¡qué pena! La veo muy mal (eso de ver mal a alguien que ha tenido
fracasos reconforta a mucha gente). Te lo cuento, entre nosotras, pero que esto
no salga de acá”.
Con las mujeres sólo los políticos profesionales
pueden competir a su mismo nivel. Saben un montón de artilugios, tretas y
subterfugios, al menos para hechizar o alejar, cautivar o defraudar. Pero son
peores ellos, pues lo hacen a costa del hambre de los necesitados. Las mujeres
a veces te hacen creer lo del amor, porque nosotros tenemos la culpa: buscamos
ese juego, y si podemos les "madrugamos" en eso de engatusar y
largarnos; "meto y me voy", profundizando un poco más al jugador Luís
Pentrelli, autor de aquella famosa frase "toco y me voy". Lo que pasa
es que ellas son infinitamente superiores en el duelo de las suspicacias. A mí,
por ejemplo, el diablillo que conté, ése del baile, me dijo en una ocasión:
"La mejor manera de seducir a una mujer es hacerse el seducido por
ellas. No hacerse el "pícaro", pues ellas tienen una picardía
más fuerte que la del demonio".
A semejante animal especulativo como es la mujer (y pueden ver anteriormente con abundantes ejemplos que les he puesto), ¿cómo se las puede asociar con el Romanticismo?
jajajajajaja y qué suerte la de los hombres al no poder vivir sin "ellas"!!! Aunque algunos enmascaran su envidia al estilo Maradona vs Cris Miró
ResponderEliminarellas ,ellas.ellas.no pueden vivir sin mi.algunas quieren salvar a un desgraciado como yo.o resaltan algun costado picaresco de mi mediocre personalidad,otras tienen algun gen masoquista y les atraen mis barrabasadas y en fin.siempre el sinverguenza tiene algo magico para las mujeres. gracias por su verdad
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