LA DANZA DEL MALDITO
Corría los minutos finales del segundo tiempo, se agotaba la ilusión
de la remontada… Messi, la gran esperanza, se redujo a un solitario andariego. Suárez
se quedaba aherrojado por la rigidez defensiva de un equipo cobarde, sin sangre
ni arte y “un técnico payasesco” que mandó a jugar sin dignidad. Emery lucía
con aires de Maurice Chevalier, en el alarde propio de un provinciano encandilado
por los encantos de Paris…
Hasta que llegó el zarpazo terrible, apocalíptico, mortal, definitivo… ¡¡EL GOL DE CAVANI!! Clavó un cuchillo
de hielo al estadio y en toda Barcelona… una ciudad imantada por el Barça,
pagana y cosmopolita. En todo el mundo, los que tienen un goce estético ante el
juego espectacular del FCB (aclaro que el de Guardiola, ese es el recuerdo
inborrable) también se quedaron helados.

¡¡¡Fue entonces cuando llegó el tiempo de la Batucada!!! “¡¡¡Baila Negrito, Báilale a los franceses la Danza de los Malditos!!!”
Sonaba en la cabeza de Neymar Jr.
Surgió el linaje del Santos de Pelé (el equipo de sus inicios). La
banda izquierda se vistió de Carnaval, transformándose en un Sambodromo.
Neymar se volvió adulto de golpe y decidió que en el fútbol las estrategias
y las tácticas preconcebidas, son las mentiras de los técnicos. Le pegó un
naranjazo a la desolación y a la modorra de la resignación, y como los niños
bandidos de las favelas, sacó su picardía e hizo de las suyas, haciendo magia
con sus movimientos… pero aún así, se respiraba una pena grande en el ambiente
y el público empezaba a retirarse…
Pero de golpe… llegó el tiro libre. Ya daba igual quien lo iba a chutar…
si Messi o él. No le pidió permiso a nadie. Estaba decidido como Gregory Peck
en “Duelo al sol”. Miró al portero con cuchillo entre los dientes y el fuego en
los ojos, tomó carrera y con la precisión de un cirujano y el preciosismo de un
billarista, se la mandó al ángulo. En este preciso momento, se reinauguraba una
escasa fe…
Otra nueva inyección de adrenalina apareció con el penalti a favor del
Barça. Y otra vez más, sin cabildeos, el brasileño sintió el poder de la
convicción en sus pies y disparó a matar. Demostrando acto seguido, porqué los
técnicos son mentirosos y los periodistas unos ignorantes.
“¡¡Andáte adelante que
te la sirvo!!” Le dijo Neymar a Sergi
Roberto. Nadie dijo eso tan remanido y falso de la “jugada estratégica”o “jugada ensayada”,
tan común de escuchar en la TV
o en la radio; o la tontería “remató con
intención…” (¿¿¡¡Intención de qué, pelotudo!!??).
La hinchada culé, con su tímido “Baaaarça, baaaaaaarça…” que suena como
una letanía, se transformó en un pandemónium. Acá tuvo lugar un terremoto de un
grado en el estadio (es verídico). ¡¡Al
carajo el “seny calatà” y el “savoir faire”!!
Hasta hubo tiempo de intentar virguerías (y ya sabemos que en eso es
todo un maestro el brasileño), ya que en cada amague anuncia que va con un
sombrero, te mete un orangután por la boca y te lo saca por el culo, resucitando
a otros de su misma estirpe. Corbata, garrincha, pierino de boca, etc. Toda la
habilidad que enloqueció a los vascos del Bilbao, claro, ellos entendieron que
era provocación, como en la fábula del zorro y las uvas. Hasta Luis Enrique se
lavó las manos diciendo que eso era frívolo y exhibicionista, en vez de
defender el mérito de su jugador. Ya sabemos que esa es la escuela de Javier
Clemente, por la cual, el Athletic de Bilbao, fracturó primero a Shuster y años
después a Maradona.
Siendo sincero, nunca me han gustado los jugadores serios, los que han marcado la historia del fútbol, han sido rebeldes, indisciplinados, díscolos, raros, alegres...
Siendo sincero, nunca me han gustado los jugadores serios, los que han marcado la historia del fútbol, han sido rebeldes, indisciplinados, díscolos, raros, alegres...
Pero volviendo a la noche mágica de la remontada, se pudo observar en las
calles adyacentes al “Camp” formaciones de brigadas culés que desembocaban en la
fuente de Canaletes. Que con el 3-1 se había secado y gracias a Neymar se reintegró
la fluidez del agua.
La torre Eiffel se apagó. Y la Moreneta se subió unos metros para abrazarse al
Cristo del Tibidabo y lo celebraron en el Moulin Rouge.
Este partido demostró el triunfo del jugador por sobre las supuestas
planificaciones de los técnicos, e hizo verdad aquellas sabias palabras de
Dante Panzeri: “FÚTBOL DÍNAMICA DE LO
INPENSADO”.

Este último partido, “nuestro Orfeo Negro” faltó a la cita con su
equipo con la coartada del cumpleaños de su hermana, pero yo pienso… ¿NO SEGUIRÁ BUSCANDO A EURÍDICE?
Grandioso artículo José! Digno de ser leído repetidamente!
ResponderEliminarTENDRÁS MUCHAS EMPANADAS DESPUÉS DE ESTA BONITA CRÍTICA
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