miércoles, 15 de marzo de 2017

LA DANZA DEL MALDITO




LA DANZA DEL MALDITO

La llegada de Neymar Jr. al FCB, fue adoctrinando poco a poco a los culés en el fervor emocional y demencialmente carnavalesco. Y tuvo su clímax el pasado 8 de marzo, día del mayor milagro jamás visto en el Camp Nou. Se llegó al paroxismo…  

Corría los minutos finales del segundo tiempo, se agotaba la ilusión de la remontada… Messi, la gran esperanza, se redujo a un solitario andariego. Suárez se quedaba aherrojado por la rigidez defensiva de un equipo cobarde, sin sangre ni arte y “un técnico payasesco” que mandó a jugar sin dignidad. Emery lucía con aires de Maurice Chevalier, en el alarde propio de un provinciano encandilado por los encantos de Paris…

Hasta que llegó el zarpazo terrible, apocalíptico, mortal, definitivo… ¡¡EL GOL DE CAVANI!! Clavó un cuchillo de hielo al estadio y en toda Barcelona… una ciudad imantada por el Barça, pagana y cosmopolita. En todo el mundo, los que tienen un goce estético ante el juego espectacular del FCB (aclaro que el de Guardiola, ese es el recuerdo inborrable) también se quedaron helados.

Messi era el Réquiem de la desesperanza… inexpresivo, como casi siempre… Despersonalizado y frío, como se había quedado el campo.

¡¡¡Fue entonces cuando llegó el tiempo de la Batucada!!! “¡¡¡Baila Negrito, Báilale a los franceses la Danza de los Malditos!!!” Sonaba en la cabeza de Neymar Jr.

Surgió el linaje del Santos de Pelé (el equipo de sus inicios). La banda izquierda se vistió de Carnaval, transformándose en un Sambodromo.

Neymar se volvió adulto de golpe y decidió que en el fútbol las estrategias y las tácticas preconcebidas, son las mentiras de los técnicos. Le pegó un naranjazo a la desolación y a la modorra de la resignación, y como los niños bandidos de las favelas, sacó su picardía e hizo de las suyas, haciendo magia con sus movimientos… pero aún así, se respiraba una pena grande en el ambiente y el público empezaba a retirarse…

Pero de golpe… llegó el tiro libre. Ya daba igual quien lo iba a chutar… si Messi o él. No le pidió permiso a nadie. Estaba decidido como Gregory Peck en “Duelo al sol”. Miró al portero con cuchillo entre los dientes y el fuego en los ojos, tomó carrera y con la precisión de un cirujano y el preciosismo de un billarista, se la mandó al ángulo. En este preciso momento, se reinauguraba una escasa fe…

Otra nueva inyección de adrenalina apareció con el penalti a favor del Barça. Y otra vez más, sin cabildeos, el brasileño sintió el poder de la convicción en sus pies y disparó a matar. Demostrando acto seguido, porqué los técnicos son mentirosos y los periodistas unos ignorantes.

“¡¡Andáte adelante que te la sirvo!!” Le dijo Neymar a Sergi Roberto. Nadie dijo eso tan remanido y falso de la “jugada estratégica”o “jugada ensayada”, tan común de escuchar en la TV o en la radio; o la tontería “remató con intención…” (¿¿¡¡Intención de qué, pelotudo!!??).

La hinchada culé, con su tímido “Baaaarça, baaaaaaarça…” que suena como una letanía, se transformó en un pandemónium. Acá tuvo lugar un terremoto de un grado en el estadio (es verídico). ¡¡Al carajo el “seny calatà” y el “savoir faire”!!

Hasta hubo tiempo de intentar virguerías (y ya sabemos que en eso es todo un maestro el brasileño), ya que en cada amague anuncia que va con un sombrero, te mete un orangután por la boca y te lo saca por el culo, resucitando a otros de su misma estirpe. Corbata, garrincha, pierino de boca, etc. Toda la habilidad que enloqueció a los vascos del Bilbao, claro, ellos entendieron que era provocación, como en la fábula del zorro y las uvas. Hasta Luis Enrique se lavó las manos diciendo que eso era frívolo y exhibicionista, en vez de defender el mérito de su jugador. Ya sabemos que esa es la escuela de Javier Clemente, por la cual, el Athletic de Bilbao, fracturó primero a Shuster y años después a Maradona. 

Siendo sincero, nunca me han gustado los jugadores serios, los que han marcado la historia del fútbol, han sido rebeldes, indisciplinados, díscolos, raros, alegres... 

Pero volviendo a la noche mágica de la remontada, se pudo observar en las calles adyacentes al “Camp” formaciones de brigadas culés que desembocaban en la fuente de Canaletes. Que con el 3-1 se había secado y gracias a Neymar se reintegró la fluidez del agua.

La torre Eiffel se apagó. Y la Moreneta se subió unos metros para abrazarse al Cristo del Tibidabo y lo celebraron en el Moulin Rouge.              

Este partido demostró el triunfo del jugador por sobre las supuestas planificaciones de los técnicos, e hizo verdad aquellas sabias palabras de Dante Panzeri: “FÚTBOL DÍNAMICA DE LO INPENSADO”.

El negrito blaugrana de la Danza maldita, resucitó la leyenda de Orfeo Negro. Aquel que salió al rescate de Eurídice, en el Carnaval de Río de Janeiro con la música de fondo de Caetano Veloso.

Este último partido, “nuestro Orfeo Negro” faltó a la cita con su equipo con la coartada del cumpleaños de su hermana, pero yo pienso… ¿NO SEGUIRÁ BUSCANDO A EURÍDICE?

2 comentarios:

  1. Grandioso artículo José! Digno de ser leído repetidamente!

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    1. TENDRÁS MUCHAS EMPANADAS DESPUÉS DE ESTA BONITA CRÍTICA

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