martes, 21 de marzo de 2017

SEMILLA EN ALICANTE; MUJER EN CÓRDOBA



 Semilla en Alicante;


mujer en Córdoba


El texto de hoy se lo dedico a mi ahijada Virginia, hija de un jugador de fútbol que como tantos emprendieron la aventura del fútbol español, con la secreta esperanza de fichar por el Real Madrid o el FCB.

Antes que nada quiero aclararles que por regla general, nunca me interesó tener contacto de amistad con los jugadores de fútbol, menos cuando están en actividad, ya que son los seres más frívolos, maleducados, ramplones, agrandados y egocéntricos que he visto jamás. Salvo con el papá de Virgina, que era una de las excepciones que cumplen la regla.

-----------------------------------------------------------------

Semilla en Alicante;
mujer en Córdoba
Carta a una ahijada quinceañera
Por José Ademan   

Él se cansó de seguir las piruetas de una pelota que da más vueltas que la vida…

Y descubrió que las manos tienen más ternura que los pies, que con ellos se hacen el pan y las caricias.

Ella, acordeón de niña y labios recién pintados…

Él puso la pose, presumió y algo dijo. Ahí pensó en la fabulosa empresa de hacer un nido y así, dialogando con los dedos, enlazados por la cintura, pasearon sus besos entre el verde de los olivares, las palmeras y el rubio tapiz de los limoneros de la tierra de Alicante.

Y así, entonces, nació un romance dulce como un zumo de naranjas.

Ella entregó toda la música… él se emocionó

Estaba tocando el cielo como cuando los niños en los altos de San Vicente en puntitas de pie y sólo alzando una mano tocaba las estrellas.

Y cuando naciste vos, Virgina, se completó el paisaje con esa, tu sonrisa que tiene el vuelo dulce de una gaviota sobre la espuma del mar…

Y te hiciste inmigrante, ahijada mía, y como a todos, la distancia nos moja los ojos con los fulgores del Mediterráneo o bajo la Cruz del Sur.

Fuiste semilla en Alicante; floreciste como mujer de Córdoba.

¿Y el futuro?

Depende cómo soplen los vientos; tal vez tengan alas tus raíces.

No sé dónde quedó el lacito de tu pelo ni el osito de peluche…

No me hagas mucho caso, ahijada, disfruta de esta noche… que la vida son palabras que no se entienden, flores imposibles y juguetes inalcanzables.

Lo único cierto es que nos ponemos viejos y a veces sin saber a quién ni por qué hemos amado.

Te dejarás llevar por el juego del amor y estar a la altura de lo que se da en dignidad y sentimientos.

Tendrás que aprender a distinguir el fuego del resplandor…

Pero nunca cambies las monedas de la fidelidad por las de la felicidad porqué estas no existen, a veces son tristes historias escritas en la arena.

Quince años es un cruce de vías… en una, despides a la niña, queda la mochila con tus acuarelas y te vas a otro tren, con las cosas de vivir la vida en serio.

Y te preguntarás muchas veces: “¿Qué es vivir la vida en serio?”. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario