Semilla en Alicante;
mujer en Córdoba
El texto de hoy se lo dedico a mi ahijada Virginia, hija
de un jugador de fútbol que
como tantos emprendieron la aventura del fútbol español, con la
secreta esperanza de fichar por el Real Madrid o el FCB.
Antes que nada quiero aclararles que por regla general,
nunca me interesó tener contacto de amistad con los
jugadores de fútbol, menos cuando están en actividad, ya que son los
seres más frívolos, maleducados, ramplones, agrandados y egocéntricos
que he visto jamás. Salvo con el papá de Virgina, que era una de las excepciones
que cumplen la regla.
-----------------------------------------------------------------
Semilla en Alicante;
mujer en Córdoba
Carta a una ahijada
quinceañera
Por José Ademan
Él se cansó de seguir
las piruetas de una pelota que da más vueltas que la vida…
Y descubrió que las
manos tienen más ternura que los pies, que con
ellos se hacen el pan y las caricias.
Ella, acordeón de niña y labios recién pintados…
Él puso la pose, presumió y algo dijo. Ahí pensó en la fabulosa empresa de hacer
un nido y así, dialogando con los dedos,
enlazados por la cintura, pasearon sus besos entre el verde de los olivares,
las palmeras y el rubio tapiz de los limoneros de la tierra de Alicante.
Y así, entonces,
nació un romance dulce como un zumo de
naranjas.
Ella entregó toda la música… él se
emocionó…
Estaba tocando el cielo como cuando los niños en los altos de San Vicente en
puntitas de pie y sólo alzando
una mano tocaba las estrellas.
Y cuando naciste vos, Virgina, se completó el paisaje con esa, tu sonrisa
que tiene el vuelo dulce de una gaviota sobre la espuma del mar…
Y te hiciste inmigrante, ahijada mía, y como a todos, la distancia
nos moja los ojos con los fulgores del Mediterráneo o bajo la
Cruz del Sur.
Fuiste semilla en Alicante; floreciste como mujer de Córdoba.
¿Y el futuro?
Depende cómo soplen
los vientos; tal vez tengan alas tus raíces.
No sé dónde quedó el lacito de tu pelo ni el osito
de peluche…
No me hagas mucho caso, ahijada, disfruta de esta noche…
que la vida son palabras que no se entienden, flores imposibles y juguetes
inalcanzables.
Lo único cierto
es que nos ponemos viejos y a veces sin saber a quién ni por qué hemos amado.
Te dejarás llevar
por el juego del amor y estar a la altura de lo que se da en dignidad y
sentimientos.
Tendrás que
aprender a distinguir el fuego del resplandor…
Pero nunca cambies las monedas de la fidelidad por las de
la felicidad porqué estas no existen, a veces son tristes historias escritas en
la arena.
Quince años es un
cruce de vías… en una, despides a la niña, queda la mochila con tus
acuarelas y te vas a otro tren, con las cosas de vivir la vida en serio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario