viernes, 24 de febrero de 2017

POEMAS EN EL AIRE



POEMAS EN EL AIRE

Hoy voy a homenajear a una chica a la que todos amábamos sin que ella lo supiera… Jamás la vi colgada del brazo de ningún afortunado… Nunca se le conoció novio. Y eso que tenía el componente indispensable para amar… ¡El misterio!


Trabajaba en una oficina al lado de la vieja L.V.3 y en sus ratos libres escribía verdaderas obras de arte que tiraba al cesto de los desperdicios. Suerte que en la Argentina el trigo y los poetas le dan el toque de distinción a la desvergüenza de la mayoría.



A continuación les copiaré una de esas piezas literarias que ella arrojaba y yo tuve la gran suerte de poder recoger y disfrutar de una de ellas, tanto que aún la sigo guardando con mucho cariño.

LA LUNA NO ES INDUSTRIA NACIONAL

El silencio va creciendo
la ciudad va muriendo
Con ella las semejanzas,
por latitudes las ignorancias
las calles… las calles, están soñando
los árboles se agigantan…
el entierro de la noche se aproxima
algún loco, está cantando…
el borracho… el borracho de la esquina
atado a un poste mira al cielo, mientras el aliento
fermentado, se apoya en una rosa, el canillita
va gritando diarios, ¡Diarios!, la luna, la luna parpadea
parece como si de algún rincón, se escucha un no se qué de melodía,
el ruido acostumbrado, el chirriar de alguna puerta, la prostituta,
da la cara, sueños locos de la piba, el tapado de armiño, el correr de mano en mano
ese peso desgraciado.

Ahora, es cuando los giles, revientan sobre el alquitrán el último modelito
la autopista se engancha, pasó libre de los astronautas, total, total la calle está despierta,
pegado a un muro casi escondido, un fulano, inventa con pintura fresca
al próximo revuelo, parece mentira, se asegura que la noche no los delate
el oscuro marrón picado de alguna puerta vieja, esconde a los últimos tangueros
réplica de la industria nacional, se versonea el Do, Re, Mi de la “Percanta amurada”
afuera, afuera espera sentado en el cordón de la vereda, el tipo melenudo de barba
mal oliente, a que salgan fulanos mientras mastica algún chicle, ganancia del vuelto
sigo caminando, la suela del zapato izquierdo va formando un buraco
por culpa de la penúltima piedrita, esa que no le cuesta nada ganarse la sonrisa
del pibe de mi barrio, un paso más allá y letreros luminosos indican
“Aquí se venden puchos importados”
Aquella vieja melodía parece que se enamoró a la luna o de pura cansada cerró los ojos
no quiso esperar tanto que la calle se vaciara, no esperó el perfume de los jazmines
ni el cascabel de las chicharras, ¡pucha! Que si se sabe conformar, es lógico,
que por ser luna no se le cobran impuestos,
Si hasta me parece que de lejos tararean la marcha nupcial.

Graciela Oliva

Otro recuerdo que guardo con mucho sentimiento y respeto es una dedicatoria en un papelito, una hoja de cuaderno arrancada. Y que dice lo siguiente:

La que tira poemas por el aire
y siempre hay un gentil pelotudo (con amor)
que lo recoge. Ése es mi Negro

Con cariño
Graciela  


2 comentarios:

  1. Realmente tu vida no tiene desperdicio, estas cosas solo vos las podés conservar. Tenés que publicar el picaflor!!!!!!

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    1. Gracias Jorge. Bueno, lo del "picaflor" lo haré para ti.

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