OTRA VERGÜENZA DE OBRA PÚBLICA
En la ciudad de Córdoba, a pocos metros del
consulado español, se encuentra el más grande mingitorio del mundo, la Plaza
España: un monumento al portland,
lapidario mensaje de perfiles cúbicos y rectangulares de cemento desperdiciado
para sacrílegas meadas, que
niegan la brisa fresca que viene del parque Sarmiento, circular y asfixiante
necrópolis de la hispanidad.
Semejante rocosidad es correlativa al nombre del
autor de dicha plaza, apellidado Roca, que demuestra cómo un urbanista
urbanicida puede convertir en un pedernal lo que antes fue una plaza preciosa,
de fragantes rosas y coquetos claveles, que al menos son vivas criaturas de la
naturaleza. Piedras de excluyente rigor mineral que abortan la esplendidez del
paisaje, cuerpos de choque en mastodóntica ordenación de volúmenes, que
neutralizan el oxígeno venido del monumento del Dante Aligheri. Malo... porqué
nuestro futuro no es rural, sino urbano. Las piedras han sido el sello cultural
de los egipcios, griegos y romanos, y los palestinos las tiran para expresar
sus reivindicaciones. Pero que las amontonen sin más...
Lo que yo presagié, en los años ochenta, con su lamentable desenlace, aquí lo pueden certificar en el documento de La Voz del interior (http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/la-municipalidad-pedira-la-provincia-que-desmonte-el-arbolito-de-la-plaza-espana):
La Municipalidad pedirá a la Provincia que desmonte el arbolito de la Plaza España
Prometió enviar una nota para pedir que quite la estructura
y poder reparar la plaza, luego de que se difundieran fotos del lugar
deteriorado.
Por Redacción LAVOZ
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La
Municipalidad de Córdoba prometió enviar una nota "pidiendo nuevamente a
la Provincia que desmonte el árbol de Navidad" que aún permanece
instalado en la Plaza España, y luego de eso, "reparar la plaza".
La información llegó después de que este diario publicara fotos
que muestran el deterioro que sufre el lugar, usurpado por la
estructura que un mes al año sostiene las luces del árbol de Navidad de
la Provincia.
El abandono es total en el corazón de la plaza. Un alambrado de dos
metros de alto impide el acceso a la zona central, dominada por lo que
alguna vez fue una gran fuente de agua. Dentro de ese círculo que forma
el alambrado, la gigantesca estructura metálica del árbol y sus enormes
tensores dominan la escena, rodeada por decenas de tachos de 200 litros
llenos de cemento.
Ese sector es inaccesible y esto restringe el valor artístico de esa plaza creada por Miguel Ángel Rocca e inaugurada en 1980.
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