MI PEQUEÑO HOMENAJE A RUDY ARRIETA
En Córdoba, Argentina, ponemos un
busto de Mozart junto al río Primero, en lugar de Ciriaco Ortiz,
Cristino Tapia, el negro Luís Fernando Correa, don Edmundo Cartos o Ricardo
Arrieta, que esos si entenderían los parajes de la seccional segunda, con
duendes pícaros, leyendas de peregrinaje etílico, lata oxidada, naranja
podrida, escombros de sandía, bidones, valsecitos criollos y proletarias de la
zanja...
¿Se dan cuenta cómo se ha de sentir Mozart en ese ambiente…? De igual
manera me imagino alguno de los cordobeses nombrados cómo se aburrirían junto
al Danubio: “¿Qué tamo haciendo acá, macho?”. Aunque vaya a saber si Mozart, en
medio de la Pequeña Serenata Nocturna
que le brinda el escenario de la
seccional segunda, no se pondría contento y se diría: “Después de todo, en
Austria tiraron mis huesos en una fosa común y me tienen y usan como gancho
para los turistas… Acá en Córdoba me siento más a gusto. Esto huele a realidad,
aunque más no sea con sinfonías y festivales de ratas y vagabundos”.
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De izquierda a derecha: Rudy Arrieta, una admiradora, Alfio Basile y yo |
En la
seccional segunda ¡hay ratones tan grandes que se comen a los
gatos! El último juglar de prosapia netamente cordobesa que nos queda, es el
ignorado Rudy Arrieta, que nos abandonó hace un tiempo, y todavía seguía buscando rescatar su viejo vals Córdoba de antaño, para devolverle el perfume a la flor y adornar la reja y el balcón de serenatas. El autor del Vals fue su papá, Ricardo Arrieta y simbolizó para Córdoba un himno de nuestro folclore con motivo del Mundial '78. Se la escucha poco...
será porque está muy alta... en el cielo, o porque el cielo se compra en la
tierra... al estilo de Julio Iglesias.
El bueno de "Rudy" pertenece a los
cantores que dejaron media vida en el asiento trasero de los ómnibus en el
momento en que desde el fondo de un tugurio se escucha: “Alma, que tanto te han herido...”.
A la misma hora
en que se
confunde el sonido de los cajones que se descargan en el mercado
con la sirena
de las ambulancias,
los barrios se convierten en museos clausurados de vida,
inundados sus rincones por los trinos del alba.
Todavía lo imagino, "al Rudy",
siempre con los mismos vaqueros gastados y lustrosos colgado de la luna de Calera, en lo
helado de la madrugada, enamorando a “la Pelada” de La Cañada.
Alguien tironea
sus pasos bohemios:
Son los del boliche de Santiago,
que le hacen trepar para
abajo con la musiquita de su viejo,
intentando el camino de Santiago,
con su
altar mayor de curdas sin compostela ni composturas.
Los besos que regaló en
tantas madrugadas
se pierden en medio de la niebla...
Y dicen los de los años
setenta que "la Pelada" alguna vez arremngó su falda y trepada en el borde
de “calicanto” gritaba su júbilo a los pájaros azules, escuchandolo "al Rudy".
Harta quizás que le golpeen el alma, recordando solo su calva.... al fin y al
cabo era mujer.
PD: en los años '90 Rudy paseó sus tangos y canciones por Barcelona, durante casi un año.
Por favor me gustaría hablar con usted por algo de lo que está publicado
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