miércoles, 29 de junio de 2016

MI PEQUEÑO HOMENAJE A RUDY ARRIETA

MI PEQUEÑO HOMENAJE A RUDY ARRIETA

En Córdoba, Argentina, ponemos un  busto de Mozart junto al río Primero, en lugar de Ciriaco Ortiz, Cristino Tapia, el negro Luís Fernando Correa, don Edmundo Cartos o Ricardo Arrieta, que esos si entenderían los parajes de la seccional segunda, con duendes pícaros, leyendas de peregrinaje etílico, lata oxidada, naranja podrida, escombros de sandía, bidones, valsecitos criollos y proletarias de la zanja... 

¿Se dan cuenta cómo se ha de sentir Mozart en ese ambiente…? De igual manera me imagino alguno de los cordobeses nombrados cómo se aburrirían junto al Danubio: “¿Qué tamo haciendo acá, macho?”. Aunque vaya a saber si Mozart, en medio de la Pequeña Serenata Nocturna que le brinda el escenario de  la seccional segunda, no se pondría contento y se diría: “Después de todo, en Austria tiraron mis huesos en una fosa común y me tienen y usan como gancho para los turistas… Acá en Córdoba me siento más a gusto. Esto huele a realidad, aunque más no sea con sinfonías y festivales de ratas y vagabundos”. 

De izquierda a derecha: Rudy Arrieta, una admiradora, Alfio Basile y yo
En la seccional segunda ¡hay ratones tan grandes que se comen a los gatos! El último juglar de prosapia netamente cordobesa que nos queda, es el ignorado Rudy Arrieta, que nos abandonó hace un tiempo, y todavía seguía buscando rescatar su viejo vals Córdoba de antaño, para devolverle el perfume a la flor y adornar la reja y el balcón de serenatas. El autor del Vals fue su papá, Ricardo Arrieta y simbolizó para Córdoba un himno de nuestro folclore con motivo del Mundial '78. Se la escucha poco... será porque está muy alta... en el cielo, o porque el cielo se compra en la tierra... al estilo de Julio Iglesias. 

El bueno de "Rudy" pertenece a los cantores que dejaron media vida en el asiento trasero de los ómnibus en el momento en que desde el fondo de un tugurio se escucha: “Alma, que tanto te han herido...”. 

A la misma hora 
en que se confunde el sonido de los cajones que se descargan en el mercado 
con la sirena de las ambulancias, 
los barrios se convierten en museos clausurados de vida, 
inundados sus rincones por los trinos del alba. 

Todavía lo imagino, "al Rudy", siempre con los mismos vaqueros gastados y lustrosos colgado de la luna de Calera, en lo helado de la madrugada, enamorando a “la Pelada” de La Cañada. 

Alguien tironea sus pasos bohemios: 
Son los del boliche de Santiago, 
que le hacen trepar para abajo con la musiquita de su viejo, 
intentando el camino de Santiago, 
con su altar mayor de curdas sin compostela ni composturas. 
Los besos que regaló en tantas madrugadas
 se pierden en medio de la niebla... 

Y dicen los de los años setenta que "la Pelada" alguna vez arremngó su falda y trepada en el borde de “calicanto” gritaba su júbilo a los pájaros azules, escuchandolo "al Rudy". Harta quizás que le golpeen el alma, recordando solo su calva.... al fin y al cabo era mujer.

PD: en los años '90 Rudy paseó sus tangos y canciones por Barcelona, durante casi un año.

1 comentario:

  1. Por favor me gustaría hablar con usted por algo de lo que está publicado

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