EL GAS DELATOR DEL EGOISMO Y LA INSOLIDARIDAD
Ustedes se preguntaran cómo los pedos (simple expresión fisiológica del cuerpo) pueden tener tanta selectividad para detectar cosas tan celosamente guardadas como el egoismo y la insolidaridad.
Siempre creí en las cábalas, con más rigor, en los
números cabalísticos: para redondear el mundo, Dios empleó 7 días, 7 también
los colores del espectro, 7 es la rotura del pantalón (que siempre se rompe en
situaciones importantes; como robar frutas o salir echando leches porque te
descubrió el marido), 7 las maravillas del mundo, 7 son los caminos para llegar
a Castellet, el 7 del revés es la L de libertad, según el profeta luego de 7 años de vacas
gordas vendrán otros 7 de vacas flacas y 7 son los pedos sucesivos que según dice el Orá-culo provocan el cambio de pareja (con la salvedad que el
último debe ser dedicado).
Una noche, los descerrajé, malparida, no sin antes
agotar la dialéctica de los 7. Tenía en mente 7 ideas esenciales para decirle a mi ex, algo así
como un heptálogo, que lo de logo aporta solemnidad. Pero no, como casi siempre
ocurre en las parejas, me las guardé. No obstante, porque las cosas que se
guardan hacen más daño, salieron al fin por otro “lado”, en forma de 7 sonoras
ventosidades. ¡Pedos pedos! (Por cierto, ¿nunca se preguntaron qué nombre
tendrían de acuerdo con su sonido? Pruebas al viento: un viento amariconado
con timbre de violín sonaría a Keviiiiiiin, Luiiiiiiiis, como un pedo
disimulado de visita de novia; en cambio, un
pedo con personalidad, grave, tronante y tonante, pedo machazo, de locro,
estofado o fabada asturiana, por debajo de todos los decibelios se llamaría RRRAMÓN). De
esta última forma los exhalé, de lo cual luego me arrepentí, podría haberle
provocado Rinitis o Enfisema Pulmonar, ya que se trataban de verdaderas bombas
químicas, con sus respectivos daños colaterales. Al punto que si un tipo está
apolillando, se despierta excitado en el acto. Y si está sobre-excitado, lo
duerme.
La verdadera
solidaridad hay que empezarla por casa, si
hasta aspiramos con deleite el perfume de nuestros propios gases y nos da
repulsión el hedor de los pedos de los demás. El pedo es la afirmación
catabólica más profunda del "yo", el pedo no miente, es una grave confesión de
pensamientos previos a su lanzamiento, mezcla sabores y hace mierda el mejor tecnicismo culinario; la prueba de que uno
existe (a pesar de la opinión de los estreñidos).
El pedo de uno es “SU PEDO”, “SU HIJO ÚNICO”, el aroma más
dilecto, la evasión más relajante, simple gas que demuestra que la prédica de
la igualdad y la tolerancia para con el prójimo son palabras “gasificadas” o
“evanescentes”, de lo cual se puede deducir que la vulgar exhalación de un pedo puede servir de base para cualquier tratado escatológico
del egoísmo humano. ¡Aunque hay algunos arrogantes “de cogote estirado”, que
tal vez lo sean para no oler su propia bosta! Fernando Pessoa, en un poema,
resaltó: “En el fondo, nunca amamos a nadie, amamos la idea que tenemos de
alguien, es decir, a nosotros mismos”. ¿Vieron? Encaja justo con lo del
pedo.
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