ARGENTINOS:
CON LOS PIES EN EL AGUA Y UN TARRO DE BOSTA POR CEREBRO
Decía Darwin, refiriéndose a la Argentina:
“La profusión de alimentos hace imposible
la laboriosidad, contradicciones de ésta tierra bendecida por la mano del
Creador”. Otros hablaron después de la tragedia de la prosperidad, que tal
vez sea ésa la causa de que tengamos los pies en el agua y un tarro de bosta
por cerebro. Y si no, no se justifica que nadie conozca con certeza la
extensión de los yacimientos minerales argentinos, luego que los jesuitas
exploraran las minas de oro y plata de Famatina en la Rioja. Y que más del 50%
de la subregión húmeda pampeana se encuentre sin arar ni sembrar, igual que en
los albores de nuestra independencia. Simple... Nunca pusimos los pies sobre la
tierra.
Razón tenía el
pediatra argentino Florencio Escardó diciendo que “al nacer, una persona cambia
de un mundo acuático a uno aéreo y esa transición es muy difícil. Por eso, lo
más sensato es aliviarle en lo posible el dolor y el estrés”. Nuestro destino
es de mar y de cielo. Ya lo dice la canción Aurora
refiriéndose a la bandera argentina: “Azul un ala del
color del cielo… Azul un ala del color de mar...”. Hasta en Villa Carlos
Paz los nombres de los teatros tienen que ver con esto... Teatro del Cielo,
Teatro del Lago y Teatro Acuario.
Incluso el petróleo
fue un regalo: en 1907, buscando agua en Comodoro Rivadavia, se encontraron
accidentalmente con petróleo refinado; hace más de ochenta años descubrimos el
primer pozo y salvo pequeños periodos no logramos autoabastecernos. Por ejemplo
Canadá, que descubrió sus yacimientos unos cuarenta años después, Australia
cincuenta años, Noruega sesenta y Egipto hace pocos años, ya son exportadores.
Muchas revistas y
suplementos se editaban en Chile, por los costes de impresión y el papel de
mejor calidad, porque no tenemos fuentes nacionales de aprovisionamiento,
siendo Argentina un gran productor potencial de celulosa, pero creemos que
jugamos un gran “PAPEL” entre los países del primer mundo.
A principios del
siglo pasado, éramos el segundo país exportador de alimentos. A día de hoy seguimos
exportando pero sólo futbolistas (mucho menos cotizados que los del Brasil).
Ya se proyectó en
los años sesenta la ciudad deportiva de Boca Juniors sobre las aguas del Río de
la Plata, ¡un
hecho ridículo en un país donde lo que sobra es la tierra!, ¡Y qué tierra,
donde uno echa un gallo y crece una planta!, una tierra con una extensión de
casi cuatro millones de km2 y lugares despoblados donde no hay un mísero
habitante. Y quedó no más como Cartago, la ruina de las ruinas, como tantas
obras en Argentina que tuvieron salidas de brioso caballo alazán y paradas de
burro cordobés. No es que nunca se terminen, siempre se reforman hasta que se
autodestruyen. El Foro de la
Democracia que inventaron en el parque Sarmiento de Córdoba
encima de los despojos del viejo gimnasio provincial que dio albergue a tantas
noches inolvidables del boxeo cordobés, agoniza derruido por la incuria de los demócratas
que jamás de arrimaron, ni siquiera para mear. O la fachada del Congreso en
Buenos Aires, imponente obra arquitectónica, que no estaba habilitada, razón
por la cual los parlamentarios entraban por una puerta lateral (no se podrá
deducir la diferencia entre la liviandad de los proyectos que entraron y la
pesada carga de lo que sacaron).

Siempre pensé que
es más auténtico un negro de traje lustroso cantando tangos en un bar de barrio
con luz mortecina, que no unos tipos disfrazados de gauchos tocando en los
festivales de folclore. Para cantar tangos, se requiere una voz educada con el
estilo de un tenor o un baritono, por eso Gardel, es Gardel, y el Polaco, es el
Polaco.
La mayoría de los
folcloristas solo gritan… con la excepción de unos pocos, por ejemplo Los Quilla
Huasi.
El campo criollo
sólo es alegoría folclórica; está en el alma del cancionero nativo, pero no en
el sudor de la frente. Les doy una lista de nuestro “Plan de Fomento
Agrícola-Ganadero” a través de festivales: Fiesta de la Cerveza en Villa Gral.
Belgrano, Festirama de Río Ceballos, Festival del Trigo en Leones, Festival del
Sorgo, Festival de la Miel
en San Marcos Sierra, Festival del Cabrito en Quilino, Festival del Poncho,
Festival de Doma y Folclore de Jesús María, Festival de Cosquín, Semana de la Tradición en Dean Funes,
Fiesta del Alfajor en la Falda,
Festival de la Empanada
en Villa Ciudad América, Festival del Malambo en Laborde, Fiesta del Salame en
Chucul, Fiesta del Durazno y el Chorizo en Pavón (prov. Santa Fe), y seguro
también no faltará la fiesta del porongo (por el mate, no vayan a pensar mal).
Total, que los discos de música han reemplazado a los discos del arado, hay más
chacareras[1] que
chacareros[2] y la
verdadera revolución no solo es la agraria. Hasta hubo una guerra folclórica en
el año 1941, a
raíz de un pleito sobre la paternidad autoral de la zamba[3] La
López Pereira.
Las fiestas en el
campo, se deben hacer como culminación a las buenas cosechas, en agradecimiento
a los dioses. Nosotros… en fin, para que hablar. De ahí un poco nuestra
desgracia telúrica “…Las penas son de
nosotros, las vaquitas son ajenas…”. Porque la tierra es un bien mercantil
de producción si hay amor por ella y se la fecunda. Para explotar la tierra
primero hay que saber convivir con ella como en el matrimonio, igual, igual...
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ResponderEliminarNo hay nada más bello que bailar una zamba!!! La moda del estilo gauchesco es solo eso, "moda" (a mi me incomoda) Pero a esto llamo yo folclore:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=BDxV1pruMGw
https://www.youtube.com/watch?v=06TdaAaSn9k
https://www.youtube.com/watch?v=4fTVNNmjvIw
https://www.youtube.com/watch?v=QlTsV_Q2nVY
Y me guardo algunas otras para cantarlas en persona (jajajajaj),espero te gusten, saludos!!!
gracias por tu comentario, ¡espero que nos vemos pronto!
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