...¡¡AH!! ¿NO SOS VOS?
Referiré esta extraña historia
que me fue relatada por uno de los protagonistas, en una noche de amigos y
risas, donde se dejó expresamente aclarado que era un relato absolutamente
verídico.
En una ciudad del sur de la
provincia de Córdoba, vivía un personaje del cual podemos inferir que la moral y las buenas costumbres nunca fueron
su fuerte. Las mujeres, los juegos de azar y las noches de parranda se encontraban
entre algunas de sus principales debilidades.
Su nombre era Ramiro. Casado con
una bella mujer llamada Julia, cuya particularidad era tener una hermana
gemela, Helena, y según se contaba, el parecido entre ellas era notable. Y
nuestro amigo “atendía en ambos locales”, es decir, era amante de su propia
cuñada. Hombre cuidadoso y ladino, siempre se las ingenió para mantener el
secreto de su infidelidad y salir airoso de comprometidas situaciones. Pero
dicen que el diablo nunca duerme.
Cierto día, por razones laborales, su mujer
debía viajar a la ciudad de Córdoba, de modo que después de almuerzo, tomo su
auto y despidiéndose de Ramiro le informó que retornaría al día siguiente. Sin
pasar más de diez minutos, llamo a su cuñada, quien concurrió presta y juntos
se sumergieron en el dormitorio dando rienda suelta a una pasión desbordante.
Julia, a pocas cuadras de allí, llamaba al auxilio mecánico pues el vehículo se
había descompuesto, y al hacerse presente, le informó que el arreglo demandaría
el resto de la tarde. Frustrada, retornó a su domicilio, y al entrar a su
dormitorio se encontró con el cuadro que imaginamos…………Cuando su mente logró
comprender la situación real ante sus ojos solo pudo gritar………. “hijos de
putaaaaa” entre la ira y el llanto………..

Al volver a la habitación, y fuera de sí, insultó a
su marido en varios idiomas pero este continuaba sin un solo movimiento mirando
el cielorraso. Y así pasaron las horas. Cerca de la medianoche, al ver al
hombre en ese estado, Julia llamó al médico, quien luego de examinarlo dictaminó
que se encontraba en un “estado de shock catatónico”, producto de una “emoción
extrema”.
Pasaron los días, y de ninguna manera Ramiro reaccionaba, como un
autómata pasaba el día sentado en una silla mirando el piso con sus manos sobre
los muslos. Comía poco y nada, lo que su mujer, entre la incógnita y la
desconfianza, llevaba hasta su boca. Hasta debía asistirlo en sus necesidades
fisiológicas, acostarlo por las noches y levantarlo por la mañana, porque el
hombre había roto todo contacto con el mundo externo.
Leonardo, la persona que nos
relatara esta historia, había sido compañero de estudios de Ramiro en la época
de estudiantes, y continuaban profesando una sólida amistad, y a pesar de vivir
en Córdoba, mantenían una frecuente comunicación. Una tarde recibió una llamada
telefónica:
-
Hola Leonardo, soy Julia, te llamo porque hemos tenido
un problema familiar muy grave y Ramiro se encuentra en estado de “shock”.
-
En estado de que?
-
De “shock”. Y el psiquiatra dice que es necesaria la
visita de sus afectos cercanos para ver si reacciona. Por eso quiero pedirte si
podes venir el fin de semana. Sos su gran amigo y tal vez seas de utilidad.
-
Pero que pasó? Tuvo un accidente?
-
No, es largo para contar por teléfono, si venís te
cuento todo en detalle.
-
Si, por supuesto, allí estaré el sábado al mediodía.
- Gracias. Nos vemos entonces.
Llegado el día acordado, y luego
de conducir los 250 kmts que separaban ambas ciudades, Leonardo se encontraba
escuchando, entre sorprendido y divertido, el relato de la esposa de su amigo:
-La verdad que no sé que pensar, pero por la forma en que está Ramirito, fue la
“turra” de mi hermana la que lo engaño haciéndose pasar por mi. Por favor vamos
a ver si te reconoce, esta sentado en el patio.
-Mirá quien vino a visitarte, tu
amigo Leonardo, se vino desde Córdoba para estar con vos.
Ramiro no sacaba los ojos del
piso.
- Dale Leo, decíle algo.
Golpeando suavemente la espalda de su amigo.
- Hola socio, no te alegras de
verme?
El “shokeado” ni pestañaba.
- Te das cuenta Leo? Mira como me
lo han dejado. –decía la mujer entre lagrimas-
El hombre, conociendo la
reputación del enfermo, reía a carcajadas para sus adentros, y exclamaba con
total seriedad:
-Si pobrecito, ojala se reponga,
esto es terrible…….
Pasados unos minutos y sin que la
visita diera resultado, Julia le dijo a Leonardo:
-Bueno, te preparo un café?
-Si por favor.
Al quedarse solos, Leonardo en
voz muy baja y riendo le dijo a Ramiro:
-Escuchame zangano, te podes
hacer el “shokeado” con todos menos conmigo, ¿así que te “montas” a tu cuñada?
Ramiro, mirando hacia la cocina
donde su mujer preparaba el café, y guiñando el ojo a su amigo respondíó:
- Hacé silencio pelotudo ¿no te
das cuenta que estoy “perdidito”? ¿o querés que me maten?
Ambos hombres hicieron esfuerzo
para no reir a boca suelta, y al llegar Julia con el café, Leonardo algo
compungido expresó:
Tomo este café y me voy, me duele
demasiado verlo en este estado.
Ramiro entre tanto, inmutable.
Leonardo retornó a Córdoba
matándose de risa. La naturaleza de su amigo seguía intacta.
A los pocos días Julia lo llamó
emocionada para contarle que Ramiro había despertado esa mañana reaccionando
repentinamente.
-No sabes que alegría, Leo,
apenas abrió los ojos preguntó: ¿Qué pasó? ¿Dónde estuve?
Todavía esta algo confundido,
pero ya volvió a ser mi Ramiro. Eso sí, a la puta de mi hermana no le dirijo
más la palabra.
Atilio Bergese
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