jueves, 9 de noviembre de 2017

ODA AL MARÍN



Doña Cipriana:


Tal vez no me recuerde…
Soy uno de los tantos estómagos agradecidos de Sant Andreu,
Haga memoria…,
Ya hace más de treinta años del punto de partida.
Todo empezó con un bar, de bocatas y carajillos,
y en medio de cocidos y lentejas,
usted servía torradas doradas con caricias de tomate
y barniz de ajos con toques de oliva virgen,
para regocijo de los obreros.
Esos que levantaron el progreso de Catalunya,
héroes anónimos de cabellos oxidados y manos percudidas.
Como una alquimista, mezcló sabores y olores,
hasta encontrar la salsa prodigiosa,
ese mágico ungüento con que bañó sus famosos conejos al ajillo.

(Combinado Marín)
¡Mire señora!, si Cristo multiplicó los panes y los peces
Usted multiplicó los libros escolares y las croquetas caseras y el arroz con leche
y… cuántas cosas más,
para alimentar a sus cinco hijos.
No le fue fácil la vida Cipriana…
se me ocurre que antes de jugar a muñecas,
ya sabía el oficio de las cacerolas,
y la importancia de comer como en casa.

Más tarde los cinco crecieron
y fueron encajando en perfecta armonía
como los gajos de una mandarina
entre las mesas y la cocina.
Aún están sus pasos, la huella de su legado,
la importancia genética:
                                   “de la mar el mero,
                                   de la tierra el cordero,
                                   y del Marín el Baldomero
                                   el eximio cocinero.”  

En la actualidad, Marín es un emblema culinario,
·         Fiesta de paladares exigentes
·         Tradición que se cuenta a través de los abuelos
·         Alternativa cultural de viejo fogón,
frente a los artículos del soplete y el hidrógeno

Ha llovido mucho…, el aire huele a lavanda
y hay alboroto de gorriones
como tantas veces, la veré caminar
absorbiendo todo el paisaje…
Va y viene, cuando va, va y va también cuando vuelve,
porque fue una adelantada.
Pero siempre regresará
en la memoria de quienes la conocimos;
cada vez que usted pasa frente a la Iglesia
Dios que no usa sombrero
se quita el sombrero para saludarla.

¡Ah! Y gracias por existir, Doña Ciprina.  

Mariscada Marín

No hay comentarios:

Publicar un comentario